lunes, 24 de junio de 2013

El tratamiento del TDAH ¿Estamos enfocándolo mal?

Recomendamos la lectura de este artículo traducido por la Dra. Díaz de Guereñu y original de ZOË KESSLER, BA, B.ED.

http://tdahvitoriagasteiz.com/2013/06/22/el-tratamiento-del-tdah-estamos-enfocandolo-mal/


Gran parte de lo que leemos sobre adultos con TDAH trata nos habla de cómo superar los problemas y características del trastorno: desorganización, problemas de gestión del tiempo, impulsividad…
Aprecio el último consejo para ordenar la casa como cualquiera, pero creo que estamos olvidando algo fundamental.
Creo que este énfasis en las soluciones para la vida cotidiana va en detrimento de algo que es mucho más importante para que elevemos nuestro potencial al máximo y tengamos una vida plena y feliz.
¿Y no es esto lo que en realidad buscamos con el tratamiento?
No creo que una casa menos desordenada vaya a proporcionarme tanta felicidad como este elemento clave.

¡Si el zapato no te vale, no te lo pongas!

Desde luego, no creo que porque tú y yo nos metamos a la fuerza en cajitas incómodas, inadecuadas, desagradables y claustrofóbicas, el mundo vaya a mejorar. Todo lo contrario.
Muchos de nosotros lucharemos por mejorar nuestras estrategias para el TDAH durante el resto de nuestra vida. ¡Tal vez porque los profesionales que nos ayudan (psiquiatras, entrenadores TDAH, terapeutas, etc.) se centran en lo que no deben!
Sin este elemento fundamental, creo que cualquier tratamiento está condenado a quedarse corto.

¿Cuál es?

A mi juicio, la base en la que han de apoyarse todos y cada uno de los tratamientos (incluida la medicación) aplicados al TDAH –desde estimulantes hasta bolígrafos inteligentes- es la consolidación de un sentimiento central de autoestima.
Esto no es tan simple y sencillo como pudiera parecer.
He estado dando vueltas a esta idea durante mucho tiempo, y he escrito algunos artículos que la esbozan, pero ha sido hace poco, al llegar mi momento ¡Eureka! cuando todo ha cobrado sentido.
Ese momento fue provocado por el último número de la revista “ADDitude” (verano de 2013).
Encontré un artículo titulado “Emoción Conmoción” de William B. Dodson, un psiquiatra de Colorado especialista en adultos con TDAH. (Puedes leer la versión resumida aquí).
Apenas puedo esperar a tener en mis manos su próximo libro, “Lo que te gustaría que tu médico supiera sobre el TDAH”.
Dodson me atrapó desde la primera frase:
“No podrás manejar las limitaciones debidas al TDAH hasta que entiendas cómo procesas tus emociones.”
Conforme avanzaba el artículo, iba cristalizando algo de lo que yo he estado cada vez más convencida: si no tratamos nuestra hipersensibilidad emocional, no lograremos alcanzar todo nuestro potencial como personas que conviven con el TDAH.
Concretamente, Dodson se refiere a nuestra común sensibilidad al rechazo y la crítica y a nuestra propia percepción de que somos, en cierto modo, deficientes. Me está describiendo a mí (aunque últimamente no tanto), al decir que muchas personas con TDAH están constantemente tensas, que no pueden relajarse y que tienen la sensación permanente de que los demás les critican.

¿Suena conocido?

¿Cómo podemos seguir adelante con cualquier tratamiento o mejorar nuestra vida tras el diagnóstico, si para empezar no nos aceptamos a nosotros mismos o creemos que los demás no lo hacen? ¿No es esto algo que, de por sí, nos desgasta?
A modo de ejemplo, uno de los tópicos sobre las personas con TDAH es que necesitamos más estructura. En un reciente seminario online para la revista ADDitude, me aventuré a decir que, en mi opinión, la estructura estaba sobrevalorada.
Dicho en su contexto, me estaba refiriendo a una forma creativa de actuar que necesita plazos más abiertos para pensar, establecer conexiones poco habituales y aprovechar las nuevas experiencias y la espontaneidad como materia prima sobre la que crear.

Tal vez estoy sobre algo

Me ha encantado ver que Dodson, un profesional médico que trata a adultos con TDAH escribe:
“Lo primero que deben hacer los entrenadores, médicos y profesionales es dejar de tratar de que las personas con TDAH sean como las demás.”
Dodson sugiere, y yo lo comparto, que los TDAH se sienten
“…frustrados y desmoralizados de luchar en un mundo de personas ‘normales’, donde las cartas juegan en su contra”.
No es ninguna broma.
Pero en lugar de intentar adaptarnos, resignarnos o, como él dice, vivir según el manual del usuario “normal”, debemos crear nuestro propio y exclusivo manual de usuario, a partir de nuestros éxitos y fortalezas.
Esto suena mucho menos duro y deprimente que tratar de ser quien no somos –ni nunca seremos.
Para conocer más sobre las ideas de Dodson, os animo a leer sus artículos en la revista ADDitude.
Lo que nos reserva el futuro
Siempre he notado una tensión entre los partidarios de los tratamientos del TDAH que buscan encajarnos en estructuras (laborales, sociales o educativas) en las que -por naturaleza- no encajamos, y aquellas voces más suaves (incluyendo mi voz interior) que consideran erróneo este criterio.
Son tiempos apasionantes; tal vez, con la ayuda del libro de Dodson, aprendamos a ser nosotros mismos en un mundo que no nos comprende, y a salir adelante pese a todo. Siempre ha habido voces solitarias que decían que las personas con TDAH debemos vivir según nuestras propias normas, pero rara vez se ha defendido esta idea de una forma tan sincera, convincente y clara como lo hace Dodson.
Estoy deseando conocer más sobre sus ideas. El debate se anuncia interesante, y puede que haga cambiar el paradigma.

1 comentario: