jueves, 1 de agosto de 2013

CAMPAMENTO DE VERANO 2013

Un ´respiro´ para padres e hijos

Tutorizados por 17 voluntarios, estos chicos participan esta semana de un intenso programa de actividades mientras sus progenitores descansan

01.08.2013 | 05:00
Entre los participantes hay chicos y chicas de todas las provincias andaluzas.
Entre los participantes hay chicos y chicas de todas las provincias andaluzas.
Intenso, difícil y maravilloso. El encuentro esta semana en un campamento en Marbella de 48 chicos y chicas de entre 6 y 15 años con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) está resultando toda una aventura en la que sólo está permitido divertirse sin agobios y hacer amigos. Nada de móviles, ni de consolas. Tampoco están permitidas las charlas telefónicas con los padres. Junto a ellos, y dispuestos también a pasarlo bien, hay otros doce compañeros de campamento, entre hermanos, primos y amigos, con los que estos días comparten un intenso programa de actividades al aire libre, pero también confidencias en el Albergue Juvenil Fuerte Nagüeles de Marbella.
Estos chicos necesitan libertad y poder disfrutar de un ocio real. Su día a día ya es lo suficientemente difícil. Les cuesta hacer las cosas, se despistan con pequeñeces, por lo que se les exige más que a cualquier otro chico. «Les falta un filtro a la hora de hacer las cosas, de ahí la importancia de enseñarles a establecer prioridades», una faceta que se está trabajando estos días con ellos pero de una forma divertida e integradora, comenta Conchi Alcántara, secretaria de la Federación Andaluza de Asociaciones de Ayuda al Trastorno Hipercinético y Déficit de Atención (Fahyda), organizadora de un campamento que, por segundo año consecutivo, concede también un «respiro» a familias de toda Andalucía que aprovechan estos días para descansar, porque «no olvidemos que estos niños requieren de mucha atención».
El lunes fue un día de emociones y reencuentros. Muchos ya se conocían del verano anterior, otros, los menos, dejaron escapar algunas lágrimas cuando se despedían de sus padres, congoja que, asegura Conchi, desapareció en cuestión de minutos dando paso a sonrisas que no han desaparecido de los rostros de unos chicos que se han adaptado perfectamente y que no paran ni un minuto. Playa, piscina, circuitos multiaventura, actividades acuáticas, bailes. El programa es apretado y la comida rica y casera.
Desde el primer momento se establecieron grupos por edades y sexo, lo que favorece una «integración» que se ve reforzada por el papel que desempeñan los 17 voluntarios/tutores que comparten actividades y horas de descanso con ellos, y entre los que hay estudiantes y profesionales en Psicología y Pedagogía. «Hay uno por cada 3 ó 4 chicos y, apenas unas horas después de haberse conocido, ya se identificaban con ellos como si fueran sus hermanos mayores», comenta el presidente de Fahyda, Juan Ángel Quirós.
La idea de organizar este campamento surgió de la necesidad y preocupación de unos padres que sabían que llevar a sus hijos a un campamento convencional suponía un problema. La etiqueta de «chico incómodo» por un comportamiento que no es comprendido por la gran mayoría es muy alto. Dicho y hecho. Hace un año Fahyda puso en marcha esta aventura y el resultado fue tan positivo que su continuidad no se cuestionaba, eso sí, la experiencia es un grado y este verano las conversaciones telefónicas entre padres e hijos están prohibidas y la información sobre los chicos la ofrecen directamente los tutores.
Y es que, más allá del intenso programa de actividades, en este singular campamento, y dentro de la parte terapéutica, hay dos psicólogas que fomentan entre estos aventureros habilidades sociales para evitar problemas de convivencia. De ahí saldrá un parte de novedades en el que se recogerán actitudes y reacciones que los padres, una vez finalizado el campamento, podrán solicitar para llevárselo al profesional que trata a cada uno de estos chicos afectados por el TDAH para ver cómo se desenvuelve su hijo fuera de su rutina habitual. Pero, hasta entonces, quedan por delante varias jornadas para jugar en un gran patio estilo fuerte americano y dormir en literas en un poblado indio y en cabañas de colonos, un espacio sin agobios sólo para ellos.

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